lunes, 7 de julio de 2014


ROMA


Ahora hablaremos de Roma que es un pueblo conquistador, dominó todo el Mediterráneo y creo una cultura común. Gran parte de lo que conocemos de la cultura romana, se conoce gracias a las ruinas de Pompeya y Herculano. Entre los restos figuran muebles de madera que de otro modo difícilmente se habrían encontrado, se han encontrado camas, mesas, armarios y otros muebles
Al ser un pueblo conquistador, la propia cultura romana se ve fuertemente influenciada por otras culturas, pero sobre todo y de manera destacada se puede observar la influencia de la cultura griega.

El estilo griego comienza a tener gran importancia en Roma a partir del siglo III A. N. E. Gracias al expolio de la ciudad de Siracusa, pudieron llegar a Roma gran cantidad de obras griegas, por lo que comenzaron a ser admiradas. Así las casas romanas pasaron a ser mucho más ricas, se cambiaron las costumbres, introduciéndose el lujo en las casas y sus muebles. Así, dice Livio:
“El lujo de las naciones extranjeras entró en Roma con el ejército de Asia éste fue quien introdujo en la ciudad lechos ornados de bronce, preciosos tapices y tejidos delicados, veladores y mesas de servicio, que se tenían por elegantes piezas de mobiliario; en ésta época aparecieron por primera vez en los festines cantores y arpistas para distraer a los comensales; se desplegó más cuidado y magnificencia en los preparativos de los banquetes”.

Tal vez, la mayor innovación aportada al mueble por parte de los romanos fue el uso del bronce. Estos muebles muchas veces se cincelan, otras, se recubren de plata y otros metales preciosos. Otra gran incorporación al mobiliario proveniente del mundo romano es el uso de telas y tapices como complementos decorativos y que llegan desde pueblos orientales alejados del Imperio. El mobiliario es escaso en las casas romanas, pese a ello, existían gran variedad de muebles. Había hasta cinco tipos de mesas diferentes, de origen griego; con formas geométricas y tres o cuatro patas. Las patas solían estar labradas en forma de animales.

También tenían todo tipo de asientos, taburetes sin brazos ni respaldo, sillas entronizadas, sillones para comer recostados…


Cuando las sillas tenían respaldo se las llamaba cátedras. En Roma seguía existiendo la silla en forma de tijera y plegable a veces (curulis) que aparece tanto en Egipto como en Grecia. Había también una silla, la biselium. Era muy alta, recta y con capacidad para dos personas. Los laterales o los brazos del bisellium podían estar rematados por cabezas de animales. Al igual que la silla curulis, carecía de respaldo. Había también sillas de piedra con respaldo cóncavo decoradas con relieves o inscripciones.

Es importante mencionar en especial un lugar de la casa romana por la importancia de su mobiliario, se trata del triclinum, así se denominaba al comedor de la casa romana. En Roma, al igual que en Grecia se comía recostado en lechos, estos lechos estaban colocados según estructuras tradicionales en torno a una mesa central. Normalmente había tres lechos. Podía haber más de un equipo completo de muebles, se han encontrado casas con hasta doce lechos y cuatro mesas, es decir, cuatro conjuntos completos. La colocación de los comensales estaba prefijada de antemano, así el invitado de honor se colocaba el lecho medius. Los tres lechos tenían los nombres de imus, medius y summus, según la situación frente a la puerta de acceso.

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